Las palabras son muy poderosas puesto que si la persona las cree y las asume actúan en la mente como semillas y provocan cambios profundos en los comportamientos.
Para creerlas no es tan importante el «qué» se dice sino «cómo se dice», dado que más del 90 % de la comunicación humana está influida por las emociones del emisor. En realidad, las palabras no son más que emociones provocadas por pensamientos puestos en movimiento, pensamientos que al encontrar una mente abierta tienen un terreno fértil para despertar ideas que provocan emociones en el receptor y le invitan a la acción...